Novela vampirica

domingo, junio 11, 2006

Capitulo III

Capitulo III:

Ya estaba casi amaneciendo cuando Andrei llego al lugar que llamaba hogar.

Tokio estaba infestada de vampiros. Los hoteles, algunos palacetes, los cementerios.

Andrei sabia que de encontrarlo, ninguno de ellos dudaría en asesinarlo, así que prefería un lugar más tranquilo, donde podía estar en paz.

Si necesitaba la paz, difícil de encontrar para un inmortal. La mayoría del os vampiros renegaban de su anterior humanidad y blasfemaban contra Dios por el castigo de estar maldito. Sin embargo le temían y por eso se mantenían alejado de todo lugar que les recordara que había un Dios allá afuera. Andrei, nacido en una familia religiosa, creía aun en Dios y por eso aun encontraba paz en los templos. Y por eso su hogar era un Templo budista en los suburbios de la ciudad.

Los monjes habían aprendido a confiar en él. Sabían que ya fuera Buda, Brama, Alá o Jehová no podía haber destinado para un hombre amable y gentil como e luna vida como esa.

Andrei medito lo ocurrido aquella noche. Había vuelto a encontrarse con aquella muchacha. Lo había perseguido por años como el perseguía a su presa. Nunca había sido su intención convertirla. Sabía que con ella había roto su juramento de no beber sangre humana, pero la sed había podido más. Humanos, siempre los humanos interfiriendo en los asuntos que van mas allá de lo que pueden entender. No era la primera vez que le causaban problemas. Sin embargo y a pesar del peligro se había prometido a si mismo defenderla del peligro. Si había una manera de enmendar su error la descubriría. Había vivido ya suficiente como para saber lo que se siente estar años tras año, viviendo, viajando sin que nada cambie. Viéndose siempre igual, viendo a tus amigos envejecer, no poder contemplar los atardeceres… y la sed, siempre la necesidad de beber sangre. Se culpó a si mismo por no ser fuerte. Y culpó a aquel que había comenzado todo esto. Lo cazaría y acabaría con la maldición.

Luego de esto cerro sus ojos y durmió.

Despertó poco después del ocaso. No encendió la luz. Gustaba de disfrutar la oscuridad, las formas, los extraños colores que podía ver solo siendo una criatura de la noche.

Se baño, se vistió. Se coloco la pequeña armadura que siempre llevaba bajo las ropas y encendió la luz. Sintió como le clavaban la vista en la espalda. Sabía quien lo miraba.

-“Sabes porque lo hago.”-dijo-“Si querías que salvara a tu humanidad debiste saber que acabaría con los malditos, masa un siendo yo uno de ellos.” Volteó y miró hacia el crucifijo que colgaba de la pared.”¿Por qué condenarnos, Señor? ¿Por qué hacernos tus sirvientes inmortales de esta manera? Gustoso habría muerto en las cruzadas como buen cosaco que soy, y sin embargo me condenaste a esta guerra eterna. ¿¡¡Acaso no me escuchas!!?¿¡¡Acaso nunca no he hecho ya bastante como para merecer la mortalidad!!?”

El crucifijo parecía fijar su mirada en él, sin embargo Andrei sabía que aun le quedaban batallas y que su condición no cambiarias implemente por gritarle blasfemias a la cruz. Tenía claro cual era su objetivo y cumpliría con su misión.

Se puso el abrigo largo que usaba, principalmente para ocultar su espada (un sable turco que usaba desde que era un adolescente.) y salió no sin antes pronunciar su ultima advertencia:”Tus criaturas se volvieron contra tu Humanidad, sabes que encontrare al causante de estoy lo matare”.