Novela vampirica

jueves, junio 15, 2006

Capitulo IV

El lugar había sido decorado a la usanza musulmana. Los colores, y las formas daban la sensación de estar en el desierto a pesar de estar en una habitación de hotel. Gabriel y Alexandra entraron a la antesala y allí los hicieron esperar.

Gabriel se sentía nervioso, sabía que, a pesar de todo, ellos estaban esperando cualquier movimiento sospechoso para atacar. Salió el vampiro que los había guiado hasta allí de la habitación principal (era probablemente el mayordomo o algo así) y los hizo pasar.

El patriarca era un vampiro viejo, no solo, por la edad real que tenía sin o también en apariencia. Había sido convertido a tardía edad, mas eso solo era por fuera. El vampirismo lo hacia un hombre formidablemente fuerte, pero la imagen de debilidad lograba que sus visitantes se relajaran, bajando sus defensas.

Miro a los 2 vampiros que tenia ante si. Los saludo en hebreo, pero ni Gabriel, ni Alexandra habían oído jamás aquellas palabras. Repitió el saludo en árabe, en latín y en una variación del germánico. A la que Gabriel reacciono al reconocer algunas palabras y contesto el saludo con una reverencia.

La risa del patriarca fue evidente y saludo esta vez en perfecto ingles. Gabriel le tradujo a Alexandra y ambos respondieron esta vez. El patriarca siguió hablando: “Veo que son vampiros jóvenes, probablemente ni siquiera alcancen el siglo de edad”. Gabriel tradujo nuevamente, mientras Alexandra miraba con cierto relajo, quizás porque no notaba o lo ocultaba bien, que los guardias estaban en posición de batalla. Gabriel si lo había notado así que trataba de habla en voz baja sin hacer movimientos violentos.

El entrenamiento de Gabriel había sido diferente al de Alexandra estos 15 años. Mientras él había buscado diferentes maestros (todos finalmente asesinados por ella) Alexandra se había dedicado a fortalecerse físicamente y a desarrollar las habilidades que su condición le daba. Gabriel le había enseñado lo que había aprendido y ella lo había tomado y adaptado, lo que la hacia un rival impredecible, mas no completo. Gabriel no podía decir si la falta de entrenamiento le impedía notar la actitud de los guardias, o si su intuición le indicaba que permaneciera relajada ante eso mismo.

El patriarca hablaba aun: “Supongo que vienen a hablar sobre Al Dajjah. Es de lo que todos los vampiros hablan”. –“¿Al Dajjah?” preguntó Gabriel.

“Aquel vampiro que mata a los de su clase guiado por Malakait Maut, el ángel de la muerte que renegó de Alá.”

La cara de perplejidad de Gabriel hizo que Alexandra le pidiera una explicación, a lo que Gabriel accedió, tratando de explicar lo que el mismo no podía entender.

Andrei que escuchaba desde el tragaluz de tejado (había seguido a la pareja de vampiros, tras verlos correr con cierto apuro) sonreía. Sabía lo que quería decir Al Dajjah. Lo encontró algo exagerado, pero le dio seguridad, al saber cuanto le temían los vampiros.

Sus pensamientos estaban en esto cuando escucho la voz que le hablaba desde atrás:”Andrei, ¿piensas realmente asesinar a todos los patriarcas?”. Había escuchado la voz numerosas veces desde el día de su muerte, pero nunca tan seguido como los últimos días.

Siguió escuchando lo que sucedía en la habitación debajo de él.

El patriarca notando que la joven pareja enfrente de él no estaba entendiendo lo que el quería decir, dijo:”Les voy a contar una historia, en parte es la historia de nuestra clase, pero en parte también son leyendas que han derivado en mitos humanos y vampiritos sobre el Armaggedon”.

Prosiguió:”Al principio del mundo Dios creo el cielo y la tierra. Para ayudarse a proteger, cuidar y velar por todas las criaturas en el mundo creo luego a los ángeles, arcángeles, serafines y querubines y repartió entre ellos y sobre la faz de la tierra los sefirot, es decir las Virtudes de Dios.

Fue así como Los 7 arcángeles quedaron a cargo del Paraíso, cada uno con una misión. Sin embargo el más fuerte, hermoso e inteligente de ellos, convirtió aquellos sefirot en envidia e ira contra Dios. Y esparció aquella semilla del mal por todo el reino celestial, buscando convertirse en el amo y señor de este mundo que acababa de ser creado. Sammael es el nombre de aquel y tras una larga batalla, solo 4 de los arcángeles quedaron en su puesto: Gabriel, Mikael, Rafael y Azrael. Los otros, Jehudiel y Saeltiel, comandados por Sammael fueron finalmente expulsados del Cielo por el Ejercito del Señor comandado por Mikael, siendo este ultimo el encargado de vencer a Sammael. Finalmente Raziel y Raguel y Baraquiel tomaron el lugar de Arcángeles. Sammael tomo posesión de las tinieblas, pero juró vengarse de aquellos los obligaron a dejar el Paraíso. Fue así entonces como lograron esparcir la semilla del pecado entre las criaturas de la tierra que Dios mas quería. Y así Lilith la primera esposa de Adán fue la primera expulsada del Edén, pasos que luego seguirían el mismo Adán y su segunda esposa, Eva. Mas no contento con esto, cuando Caín asesino a Abel, bajo la influencia de sus esbirros, Sammael vio la oportunidad de la venganza en el castigo del Cielo sobre el humano. Caín fue condenado a vivir en las sombras, oculto de los humanos, pues no soportaba la sed, la necesidad de beber su sangre.

Si muchachos. Caín es el primero de nuestra especie. ”

Andrei tomo su espada. Había escuchado lo que quería saber y era hora de acabar con otro más de aquellos seres. Pero la voz apareció nuevamente y le dijo que esperara, que escuchara todo antes de decidir que hacer. Andrei obedeció esta vez, aunque no sabía que más podría sacar de ello.

El patriarca ajeno a esto seguía con su relato:

“Sammael intento convencer a Caín de ser uno de sus generales y para ello ocupo una de las mas antiguas tentaciones: La mujer, la misma Lilith que había sido expulsada del paraíso por renegar del Señor. Y fue la primera convertida. Y de hecho de de ellos 2 descendemos los patriarcas, los 12 hijos de Seth que alcanzaron a convertir antes que Caín volviera a la luz y enviara a Lilith a las tinieblas junto con su señor. Seth, el hermano menor de Caín fue causante de esto y Caín en pago se comprometió a velar por la humanidad. Aunque en principio utilizo su poder para controlarnos hace siglos que yace oculto esperando algo que nunca va a pasar: El momento de su redención.

Sin embargo la historian o termina acá. Se dice que Sammael nunca perdono la traición de Caín, y luego que Azrael fuera expulsado del paraíso (dicen los católicos que cuando Azrael señalo con su espada, La Ira de Dios, a Cristo en la cruz para morir, Dios en un arranque de pena lo expulso), utilizo sus servicios como mensajero de la muerte y busco a renegados de Dios para ayudarlo, Judas Iscariote, Vlad Tepes y tu amigo Al Dajjah son los 3 que encontró, que convirtió en vampiros, para acabar con nosotros desde adentro. Y las leyendas dicen que el mas fuerte es aquel que nos persigue estos días, aquel elegido, aquel que traerá la destrucción, y por eso lo llamamos Al Dajjah, el enviado del Mal, al que los griegos llamaban Anticristo, que luego de acabar con los vampiros será el general de las tropas de Sammael cuando este ataque el mundo para subyugar a los humanos.”

La voz tras Andrei dijo:”¿Qué opinas Baraquiel de esto?”, tras lo cual rió, saliendo de las sombras, mostrándose como un hombre de edad media de cabellos rizados, muy largos color castaño, cubierto por una túnica blanca y unas hermosa salas blancas que los sostenían en el aire.

Otra imagen apareció a su lado, de cabello negro, lacio, también muy largo, igualmente con alas blancas que respondió al llamado:”Si supieran, Azrael. Caín y los 3 santos son lo único que detiene a Sammael”.

domingo, junio 11, 2006

Capitulo III

Capitulo III:

Ya estaba casi amaneciendo cuando Andrei llego al lugar que llamaba hogar.

Tokio estaba infestada de vampiros. Los hoteles, algunos palacetes, los cementerios.

Andrei sabia que de encontrarlo, ninguno de ellos dudaría en asesinarlo, así que prefería un lugar más tranquilo, donde podía estar en paz.

Si necesitaba la paz, difícil de encontrar para un inmortal. La mayoría del os vampiros renegaban de su anterior humanidad y blasfemaban contra Dios por el castigo de estar maldito. Sin embargo le temían y por eso se mantenían alejado de todo lugar que les recordara que había un Dios allá afuera. Andrei, nacido en una familia religiosa, creía aun en Dios y por eso aun encontraba paz en los templos. Y por eso su hogar era un Templo budista en los suburbios de la ciudad.

Los monjes habían aprendido a confiar en él. Sabían que ya fuera Buda, Brama, Alá o Jehová no podía haber destinado para un hombre amable y gentil como e luna vida como esa.

Andrei medito lo ocurrido aquella noche. Había vuelto a encontrarse con aquella muchacha. Lo había perseguido por años como el perseguía a su presa. Nunca había sido su intención convertirla. Sabía que con ella había roto su juramento de no beber sangre humana, pero la sed había podido más. Humanos, siempre los humanos interfiriendo en los asuntos que van mas allá de lo que pueden entender. No era la primera vez que le causaban problemas. Sin embargo y a pesar del peligro se había prometido a si mismo defenderla del peligro. Si había una manera de enmendar su error la descubriría. Había vivido ya suficiente como para saber lo que se siente estar años tras año, viviendo, viajando sin que nada cambie. Viéndose siempre igual, viendo a tus amigos envejecer, no poder contemplar los atardeceres… y la sed, siempre la necesidad de beber sangre. Se culpó a si mismo por no ser fuerte. Y culpó a aquel que había comenzado todo esto. Lo cazaría y acabaría con la maldición.

Luego de esto cerro sus ojos y durmió.

Despertó poco después del ocaso. No encendió la luz. Gustaba de disfrutar la oscuridad, las formas, los extraños colores que podía ver solo siendo una criatura de la noche.

Se baño, se vistió. Se coloco la pequeña armadura que siempre llevaba bajo las ropas y encendió la luz. Sintió como le clavaban la vista en la espalda. Sabía quien lo miraba.

-“Sabes porque lo hago.”-dijo-“Si querías que salvara a tu humanidad debiste saber que acabaría con los malditos, masa un siendo yo uno de ellos.” Volteó y miró hacia el crucifijo que colgaba de la pared.”¿Por qué condenarnos, Señor? ¿Por qué hacernos tus sirvientes inmortales de esta manera? Gustoso habría muerto en las cruzadas como buen cosaco que soy, y sin embargo me condenaste a esta guerra eterna. ¿¡¡Acaso no me escuchas!!?¿¡¡Acaso nunca no he hecho ya bastante como para merecer la mortalidad!!?”

El crucifijo parecía fijar su mirada en él, sin embargo Andrei sabía que aun le quedaban batallas y que su condición no cambiarias implemente por gritarle blasfemias a la cruz. Tenía claro cual era su objetivo y cumpliría con su misión.

Se puso el abrigo largo que usaba, principalmente para ocultar su espada (un sable turco que usaba desde que era un adolescente.) y salió no sin antes pronunciar su ultima advertencia:”Tus criaturas se volvieron contra tu Humanidad, sabes que encontrare al causante de estoy lo matare”.